Cómo me convertí en actriz porno
Por Esperanza Gómez
Tomado de Soho
En
mi casa, el sexo siempre se nos mostró como un “pecado”. Me decían que la
desnudez era vulgar, prohibida y espantosa. Así yo lo vi también hasta los 13
años, cuando una mañana, mientras tendía la cama de mi hermano, encontré una
revista porno debajo del colchón. Lo que vi eran imágenes de unas mujeres muy
lindas y unos hombres superdotados con unos cuerpos que ni en mis sueños
imaginaba, en unas posiciones sexuales explícitas pero divinas para mí. Desde
entonces comencé a ver la desnudez y el sexo como algo hermoso y me preguntaba
por qué mi mamá decía que era algo feo. Y si Dios lo castiga, ¿ella por qué se
acuesta con mi papá? Todas las mañanas me robaba la revista y la miraba, y cada
vez me enamoraba más de lo que veía. Y pensé que mi sueño era salir en una
publicación así. Claro que yo en esa época me sentía como el patito feo de la
familia, así que en el fondo pensaba que no lo iba a lograr, pero aquí me
tienen totalmente encuerada. No fue sino hasta los 19 años cuando un amigo me
enseñó el primer video porno. Yo no tenía ni idea de que aparte de la
fotografía también había filmes sexuales, y fue él quien me abrió las puertas
de este mundo prohibido sin saber que esa industria era una fantasía y un sueño
para mí.
Cuando
estaba con mi pareja, en mi mente montaba mi propia escena: estaba totalmente
metida en mi película y no lo hacía con él, sino con el actor y la actriz que
había inventado. Yo sostenía un micrófono en el set, pero cuando los actores
iniciaban la escena, yo me excitaba demasiado y ahí me lanzaba sobre la vieja,
la sacaba de grabación y me comía al tipo en todas mis posiciones favoritas
hasta que volvía a mi realidad por alguna palabra de mi pareja que me sacaba de
ese maravilloso sueño.
Nunca
pensé vivir de la pornografía, ya que mi idea era participar solo en un video,
hacer unas cuantas fotos, ver cómo luce mi cuerpo completamente desnudo en las
mismas posiciones que durante tantos años contemplé. Por eso, actualmente yo no
vivo del porno, pues mi marido me da todo lo que necesito, y el dinero de mis
películas permanece en una cuenta en el extranjero, destinado a futuras
inversiones. Tampoco grabo muchas escenas al año, porque nunca quise dedicarme
por completo a la industria. Creo que eso ha sido parte del éxito que he
tenido: no he saturado el mercado trabajando con todas las productoras. Además,
mi pareja y mi familia necesitan atención y ellos son una prioridad en mi vida.
Me
demoré mucho tiempo en tomar la decisión de ser actriz porno; psicológicamente
no me sentía preparada para enfrentar la reacción de la gente, así que primero
quise quemar mi etapa como modelo y terminar mi carrera como diseñadora de
modas. Fue en 2009 cuando sentí que había cumplido con todos mis ciclos. Ya
llevaba dos años con mi marido, y un día hablamos acerca de los verdaderos
sueños. Él me contó el suyo. Luego vino mi turno. Me quedé pensando y le
pregunté que si en serio quería saber, porque se trataba de algo fuerte. Él me
insistió y yo le conté. Se puso feliz y me apoyó incondicionalmente. Después de
la confesión, hablamos con más calma de las cosas buenas y malas de la
industria, de cómo me iba a cambiar la vida, si estaba dispuesta a defender mi
idea ante mi familia y ese fue el paso más difícil de dar, pero afortunadamente
ellos respetaron mi decisión y a medida que avancé, encontré su apoyo. Mi
marido es un amante del cine porno y a pesar de que no tiene nada que ver con
la industria para adultos, me dio su apoyo incondicional y hoy en día es el fanático
numero uno de mis filmes.
Veinte
días después de haber hablado del tema, él me compró tiquetes a Los Ángeles
para que fuera a tocar puertas e hiciera casting en las productoras, pero no
fue fácil. Algunas compañías me rechazaron porque no hablaba inglés; otras me
decían que era muy bonita, pero también muy tímida, y que no servía para el
porno, hasta que llegué a una que me dijo que sí, pero que regresara a
Colombia, estudiara algo de inglés y cuando me defendiera un poquito con el
idioma, volviera para grabar. Así lo hice: estudié durante tres meses y luego
vino la grabación de South Beach Crousing 3, y con esa película, el inicio mi
carrera como actriz porno. En mi caso no fue cierto lo que dicen acerca de que
el director siempre hace el casting teniendo sexo con las chicas, porque yo lo
hice directamente con el actor. En la entrevista del casting, uno dice a qué
está dispuesto. En la industria no obligan a nadie a nada que no quiera. Puede
ser con dos hombres, lésbico, anal, dos mujeres, en fin. Uno decide.
A mi
esposo le pregunto si no se aburre de verme todos los días como para que en la
oficina siga viendo videos míos. En serio, me sorprende ver el orgullo que
siente cada vez que llegan personas a su empresa y les dice: “Les presento a mi
mujer”, y les muestra un video porno mío. La gente hace como en Condorito:
“Plop”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario